Al pensar en cuero muchos no podemos evitar tener una imagen sexy del mismo: pantalones ajustados, trikinis de dominator, látigos de uso erótico… Porque el cuero también es eso: entre sus muchas aplicaciones se usa en prácticas de fetichismo sexual.
De hecho, hay muchas prendas y objetos realizados en cuero que se utilizan en este ámbito: las fantasías sexuales de muchos están plagadas de botas altas, tangas, corsés, ataduras, antifaces o sujetadores de piel… Es un mundo íntimo, pero a la vez muy extendido, que no se ciñe solamente a las prácticas sadomasoquistas, sino también al sexo “convencional” que quizás con algún aderezo de cuero gane en picardía y pasión.
En Artcuero también podéis hacernos este tipo de encargos, desde fustas hasta máscaras de cuero… lo que se os ocurra y más os apetezca!
Aceptamos este tipo de trabajos con gusto y, por supuesto, con total discreción.
Ya en el siglo XIX hay referencias literarias sobre el uso del cuero en el dormitorio, pero son el cine y la televisión los que han alimentado el imaginario erótico de muchos enseñándonos cuerpos estupendos embutidos en cuero.
No hay más que recordar el famoso anuncio de la chica motera que abriéndose su apretadísima cazadora de cuero “buscaba a un hombre llamado Jacqs“. ¿Quién no se acuerda? 😉
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